Desde la partitura hasta la playlist: la música en la cultura de consumo



Por medio de los años, la música ha evolucionado claramente, adaptándose a los cambios tecnológicos, sociales y culturales de cada temporada. Desde los ritmos rebeldes de los años 50 hasta la era digital del siglo XXI, la música fué un reflejo leal de los movimientos sociales y las transformaciones tecnológicas que han marcado cada generación.

En las décadas de 1950 y 1960, el rock and roll emergió como un fenómeno cultural, con figuras icónicas como Elvis Presley y los Beatles al frente. Estos artistas no solo transformaron el panorama musical con su sonido innovador, sino que asimismo influyeron en la tendencia, el lenguaje y las actitudes juveniles, representando un desafío a las construcciones sociales habituales.

Conforme avanzamos hacia los años 70 y 80, el espectro musical se expandió para incluir desde el disco hasta el punk y el heavy metal, reflejando una variedad de expresiones culturales y políticas. Artistas como Led Zeppelin y los Sex Pistols se transformaron en la voz de una juventud desilusionada, al tiempo que el surgimiento de la música disco y el funk acarreó con su llegada una era de baile y exuberancia que contrastaba con el sombrío panorama socioeconómico de la temporada.

La era de los 90 y el cambio de milenio trajeron consigo la revolución digital, alterando radicalmente la industria de la música. La aparición de Internet y la música digital facilitó un ingreso sin precedentes a la música, pero también desafió a la industria con cuestiones de derechos de creador y piratería. A lo largo de este periodo de tiempo, el hip-hop y el rap se afianzaron como medios dominantes de expresión cultural, con artistas como Dr. Dre y Jay-Z utilizando la música para emprender temas de identidad, resistencia y justicia popular.

Hoy en dia, el uso contínuo ha democratizado aún mucho más la producción y el consumo de música, admitiendo que artistas de todo el planeta compartan su arte con una audiencia global instantáneamente. Este fenómeno ha dado rincón a un trueque cultural sin precedentes, donde géneros como el K-pop y el afrobeats han ganado popularidad mundial, resaltando la capacidad de la música para juntar a la gente más allá de las barreras.

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